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Destino Cipsatá: Entre la Naturaleza y la Asociatividad
Publicado: 05/02/2023

DESTINO CISPATÁ
Entre la Naturaleza y la Asociatividad

El Golfo de Morrosquillo es un lugar atractivo para las personas provenientes de las principales ciudades del país, localizadas entre el departamento de Córdoba y Sucre. Por décadas ha sido visitado por turistas de sol y playa, provenientes del departamento de Antioquia y Bogotá en gran porcentaje, siendo Tolú y Coveñas los municipios más turísticos de la región por sus grandes playas y su mar tranquilo. Hoy en día, Coveñas y Tolú está saturado de grandes hoteles de empresarios foráneos, mientras que el poblador local se dedica a la venta de artesanías, restaurantes, mototaxis, guianza local, aseo, vigilancia, y otros empleos. En temas ambientales, la deforestación del bosque de manglar, el manejo de residuos sólidos y aguas negras, y la sobrecarga de turistas, generan un estrés en la fauna del ecosistema costero del manglar, de sus ciénagas y del mar, afectando las áreas protegidas del Santuario de Flora y Fauna de Guacamayas, el Distrito de Manejo Integrado de la Ciénaga La Caimanera y el Parque Nacional Natural de Islas de San Bernardo.

Este tipo de turismo se está expandiendo a municipios aledaños como San Onofre, San Antero y San Bernardo del Viento, quienes año tras año reciben turistas de las principales ciudades del país y están repitiendo el mismo fenómeno que ocurrió con Tolú y Coveñas. Quiere decir que las urbanizaciones y la llegada de turistas se está incrementando, y las autoridades gubernamentales lo presentan como un éxito, pero el riesgo existente está en la emigración de pobladores locales a ciudades capitales por la venta de tierras, la contratación de nativos del municipio para trabajos menores dentro de la cadena turística, la pérdida de saberes ancestrales y la afectación a los ecosistemas de manglar del Distrito de Manejo Integrado de Cispata, La Balsa, Tinajones y zonas aledañas -DMI CISPATA-.

El DMI CISPATA tiene el área mejor conservada de manglares en la costa caribe colombiana, con una extensión de 8.570 hectáreas de este tipo de bosque. Cuando zarpas en una lancha o en una canoa sobre las aguas del río Sinú, empiezas a adentrarte en los caños de agua dulce y salada que están rodeados de manglar, pasas por las ciénagas ocupada por pescadores, te hipnotizas con las garzas volar sobre la canoa, conoces donde nadan los manatíes, agudizas el oído al escuchar los monos titi o aulladores, tienes el privilegio de admirar aves endémicas como la Agamis agamí, conoces más sobre los peces en peligro de extinción, visitas los lugares de conservación de grandes reptiles como el caimán aguja, y te alegras por ver los delfines saltar cuando estás en el mar.

La historia que tiene esta área protegida está basada en los campesinos mangleros, pescadores, agricultores que nacieron y se criaron en este hábitat del manglar y bosque seco tropical. Son hijos y nietos de líderes sociales que lucharon contra grandes terratenientes que invadieron estás tierras baldías en el Siglo XIX, gracias a las influencias políticas de aquella época, para lograr autonomía y un pedazo de tierra donde vivir y trabajar dignamente. Han tenido que adaptarse a los constantes cambios de la naturaleza, ya que han tenido que reubicarse por el cambio de desembocadura del Río Sinú (1945), la salinización de los suelos por el aumento del nivel del mar, las modificaciones en el uso del suelo por las erosiones y sedimentaciones que dejó los cauces de los caños y del mismo río Sinú.

Este territorio con gran historia y riqueza natural puede potencializarse con el turismo comunitario y científico, a través de la tradición oral de sus habitantes cuando visitamos cada sitio que nos muestran. Las asociaciones de campesinos nos cuentan las luchas que han tenido sus ancestros y las que han hecho como organización, los procesos de conservación de bosque seco tropical y de manglar, las labores de pesca y de agricultura en estas zonas, los logros que han obtenido por los proyectos desarrollados, y transmitir la conciencia de vivir en territorios rurales a turistas que quieran cambiar la monotonía de la ciudad por el conocimiento en el campo y de la naturaleza por unos días.